- ¿Jugamos?
Pedro jugó con ella al escondite.
Después de esa tarde, día tras día jugaban al verse en el parque. Laura al volver a casa siempre recordaba las imágenes que vivía con Pedro y las palabras que se decían. Todo parecía un sueño perfecto. Pedro le preguntó:
- ¿Quieres ser mi amiga?
- Sí – contestó Laura - .
- Pues a partir de ahora cada tarde jugaremos al escondite.
Al día siguiente vino Pedro y no le dijo nada para que jugaran juntos. Laura le preguntó:
- ¿Hoy no jugamos al escondite Pedro?
- Sí, sí.
Se pusieron a jugar una vez más. Esta vez le tocaba parar a Laura. Contó hasta cien y dijo:
- ¡Cien! ¡Ya está! Ahora te voy a buscar…
Buscó, buscó por cada rincón del parque y no encontró a Pedro. Había desaparecido y ya no lo encontró, ya no volvió a verlo más.
[.yAiZa.]
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