
El destino nos unió con ese gran misterio que guardas ahí dentro. Esa timidez escondía algo muy valioso; tu ser. Una mezcla de energías; luz radiante, alegría, dulzura, secreto; todo en ti. Eres como un baso de cristal que nunca se acaba de llenar; siempre sin acabarte de conocer, porque no me paras de sorprender. Necesitas más, porque eres débil, pero yo se que algún día serás fuerte y romperás con las fuerzas que se te opongan. Además, poco a poco, aprendiste a volar a base de pequeños golpes contra el viento.
Desde un principio supe que te pertenecería, y aunque ahora crea que todo puede acabar mal, lo sigo pensando. Quedará muy cursi decirlo (desde siempre que fui así), pero fue como un flechazo. Cupido me dio en todo el corazón y me hirió de amor. Me dio en lo más fondo de ese órgano bendito y ahí estás tu clavada, esa flecha que me mata a sentimientos y emociones. Pensarás que soy algo más que se interesa por ti, pero no es sólo eso, es mucho más. Es tan grande lo que siento… es algo que no se puede explicar, que no se puede medir, ni se puede ver, tan sólo se puede sentir. Y eso se siente cuando se quiere de verdad.